CONCEJOS PARA NO COMPRAR VINOS EN MAL ESTADO
Teniendo un ambiente controlado los vinos que compramos podrán evolucionar hacia su máxima expresión pero, ¿qué pasa cuando el vino comprado fue maltratado?, ¿cómo podríamos identificar a un vino que no se le trató correctamente? A continuación platicaremos a fondo sobre identificar vinos en probable mal estado debido a su apariencia.
Ya sea para regalar o para consumo propio, es común que los compradores en búsqueda de un vino opten por una promoción o un bajo precio, sin realmente fijarse si el producto está en buen estado. Desgraciadamente muchos comerciantes aprovechan una promoción para sacar productos atrasados y ponerlos a un “atractivo” precio, En el caso del vino, al ser un producto “vivo”, el cual es susceptible al ambiente que lo rodea, a las condiciones de guarda que lo pueden afectar y que pueden transformar el mejor vino en algo prácticamente imbebible. Recordemos que las condiciones que pueden estropear una botella son principalmente el calor y la exposición a la luz (principalmente a la incandescente y a los rayos UV), además en el caso de contar con tapón natural (corcho) la posición en la que fueron almacenadas será un factor decisivo en su conservación.
Ahora bien, ¿cómo podemos identificar si las condiciones de almacenamiento de los vinos fueron correctas? Obviamente es inútil preguntarle al importador y mucho menos a la persona que nos lo vende, quien por supuesto nos dirá que las condiciones siempre fueron perfectas y que la botella siempre estuvo en posición horizontal y no pasó un solo día fuera de su cava climatizada con humedad controlada. Entonces, ¿cómo hacemos para identificar los errores?, la verdad nadie puede asegurar que un vino se encuentre en perfecto estado sin degustarlo, pero sí podemos encontrar ciertos indicios en la botella, como los siguientes tres puntos, que en el caso de detectar alguno lo mejor será escoger otra.
Vino escurrido en la cápsula. Esto es más común de lo que creemos. Sucede por un sobrecalentamiento de las botellas, por exponerlas al sol o dejarlas en ambientes con altas temperaturas que definitivamente son espacios no acondicionados para el vino; ahí, el líquido se calienta y se expande, saliendo de la botella por presión. Esto puede suceder en diferentes etapas, ya sea desde que el vino viaje de su origen a la bodega de su comercializador, durante la estancia en la bodega del mismo, o en el transporte hacia el punto de venta; en consecuencia, es sumamente probable que el vino ya esté en muy malas condiciones
Corcho “botado” o sumido. Indica cambios bruscos de temperatura, aumenta la presión interior de la botella provocando que el corcho salga o en caso contrario se hunda ligeramente en la boca de la misma, cuando debe ir al ras; si la diferencia es de milímetros no es de cuidado, pero si son centímetros es suficiente razón para rechazar la botella
Color del vino. En el caso de los blancos, si vemos un color ambarino cercano a café y salvo que sea un jerez o vino dulce, seguramente el vino está en mal estado. En el caso de los tintos es al revés: si vemos un color teja opaco (salvo que sean añadas viejas), es probable que el vino ya no sirva; este efecto suele venir acompañado de muchas precipitaciones sólidas en el fondo de la botella. Estos cambios de color se deben a la exposición constante a la luz, siendo los rayos solares y la luz incandescente las que más afectan a los vinos.
Siguiendo esos tres pasos seguramente se evitarán muchas malas experiencias con vinos en mal estado, aunque tristemente esto no es garantía de que el vino pueda contener otros defectos que no vamos a detectar hasta que sean degustados.
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